Desde que tengo uso de razón
recuerdo que al llegar los primeros calores las zapaterías del centro se llenaban de alpargatas o zapatillas de esparto de todos los colores, planas o con cuña, que con el paso de los años se fueron sofisticando siguiendo así los designios de la moda. Sin embargo, su lugar en el olimpo fashionista se lo tenía reservado el rey Midas de la moda, Karl Lagerfeld que con su versión chanelera de nuestra alpargata (la plana de toda la vida) consiguió que todas las its girls se volvieran locas por llevarlas con sus outfits más informales.
He de reconocer que mi relación con las alpargatas siempre ha sido de amor/odio a partes iguales. Durante años las he adorado o denostado indistintamente en función de la competencia que le iba surgiendo cada temporada primavera/verano.
Ya han pasado un par de años desde que surgieran los espadriles de Chanel y las zapatillas de esparto se consolidan como artículo de lujo. Para mí, simplemente se trata de un producto de artesanía tradicional cuyas versiones más actuales se han ido colando poco a poco en nuestros armarios para alegrar y dar ese toque veraniego a nuestros looks. Eso sí, me quedo definitivamente con las versiones low cost, ya que me parece una auténtica locura pagar por unas de marca tratándose de una materia prima tan económica.
En H&M apuestan por las texturas metalizadas y los estampados, como este print animal. Desde 14.95 a 24.95€.
Mango y Zara dan un paso más y transforman las zapatillas de toda la vida en sandalias con aplicación de tachas. Este estilo es algo más caro desde 29.95 a 49.95 €. Y más parecidas a las Chanel encontramos estas de plumeti de Zara en varios colores a 29.95€.
Y vosotras, ¿ya tenéis vuestro modelo favorito?