Como ya sabéis este verano he pasado un par de semanas viajando por nuestro país vecino. Adoro Portugal y estaba deseando coger nuestra caravana y descubrir nuevos rincones. Así que tras una pequeña reforma para adaptarla a nuestra nueva vida familiar, nos decidimos por poner rumbo al centro y norte. Como ya conocemos Lisboa, ciudad que nos encanta y en la que hemos estado varias veces, elegimos como primer destino las playas de la península de Troia en Setubal, concretamente Comporta. Playas paradisíacas, buena comida y un ambiente idóneo para relajarse y descansar nos esperaban.
Algo parecido nos ocurrió en Peniche aunque con mucha más vida, ya que este pueblo conocido como la Tarifa de Portugal combina a la perfección la tradición y el surf. Peniche cuenta además con unos restaurantes increíbles, ¡menudas cenas hemos disfrutado Pedro, Jacobo y yo!. Os recomiendo A Sardinha y Pro Fresco una lonja donde podrás elegir tu pescado y marisco favorita y tomarlo en su restaurante, una maravilla.
Y tras Peniche, pusimos rumbo a Aveiro, cuyos moliceiros (que ilustran la cabecera de este post) recuerdan a las góndolas de Venecia. Esta ciudad que se encuentra a unos 70 kms de Oporto es una auténtica delicia. Sus canales, casas típicas y comercios destilan historia y elegancia. Nos encantó.
Como colofón de nuestro viaje luso no pudimos elegir mejor destino. Oporto es una ciudad increíble que merece un post en exclusiva. No me extraña que Iker y Sara se hayan aclimatado tan bien a su nuevo hogar. Monumental, con vistas imponentes, puentes arquitectónicos y muchísimo encanto. Os dejo algunas imágenes para que os hagáis una idea. Esta ha sido sólo una primera toma de contacto, seguro que pronto volvemos para descubrirla más a fondo.